Por Íñigo Zurdo
COLUMNA QUIÓBOLE-QUIÓBOLE. Que si que no, que el escote de la edecán del IFE fue lo más vistoso del debate, que Julia Orayen fue la que lo ganó y de calle, vaya-vaya… que ni qué…
Total, tantos decires, reproches y tanteos, para que a la hora de la hora, ni a quién le importe el “debate de ideas” y a la pasarela de “propuestas”… Y la pobre de Carmen Aristegui que sigue invitando e invitando a su programa a los suspirantes a Los Pinos y Peña Nieto que la desaira y la desaira…
Todo se quedó en el bien torneado cuerpo –ese sí que es un tema fuera de toda duda- de la criatura de nombre Julia, que provocó el clásico fisgoneo del buen Gabriel Quadri (el “güiri- güiri” portátil de la Gordillo), que el joven priista del copetón apretara hasta los dientes con tal de no caer en la tentación de posar la vista en el tremendo cabuz de la dama en cuestión (toda vez que su fama de galán de las pantallas, ya me lo trae frito), que el buen AMLO torciera los ojos hasta poder ver al derecho y al revés ese escotazo y que la pobre Josefina se sintiera ahora sí anoréxica, ante la entidad corpórea de la argentina-mexicana, que de verdad sí que estaba para verse… desde cualquier ángulo.
Pero lo más mamón del asunto es la santurronería que se vio después… Que si fue intencional para distraer la atención del inocente público mexicano que nada más está esperando un escote para voltearse y quitar su politizada atención al debatazo de alto nivel que miramos, que si el IFE salió a pedir perdón de rodillas ante el pueblo por semejante pifia: mostrar sendos y estéticos bultos de mujer, cuando su noble fin es… aburrir a la gente con una bola de lugares comunes y promesas que toooodos sabemos, nunca se van a cumplir.
La periodista Aristegui, que lleva el sospechosismo periodístico a niveles sublimes, no paro de exprimir a la pobre Julia y al productor Jesús Tapia (culpable de aburrirnos a cambio de 250 mil pesos) en sendas entrevistas radiofónicas, con tal de sacarles la neta: quién les ordenó poner a esa buenota a pasear sus protuberancias frente al casto pueblo mexicano, con tal de seguirlo teniendo sumido en el morboso engaño de la doble moral nacional, esa si sacrosanta institución mexicana…
Si este debate por lo menos tuvo 10 segundos de alegría a la vista, es de temer que el próximo debate esté pior… De seguro pondrán a la “Chupitos” o a la Beatriz Paredes (con su colorido y eterno look nacionalista) a repartir los papelitos, todo con tal de no perturbar el solemne debatazo en el que los mexicanos nos clavamos como quien va a misa… chale… que hueva de partidos, periodistas, políticos y “Círculo Rojo” tenemos… mejor… ¡Qué viva Julia Orayen! ¡Qué siga mostrando su talento! ¡Qué vivan sus protuberancias que nos dieron solaz esparcimiento por 10 segundos… aunque sea!
Editorial 